Mohammed Jibreel | Ciudadano palestino que lleva más de tres décadas residiendo en Ávila
El palestino Mohammed Jibreel lleva más de tres décadas residiendo en Ávila
Antonio Bartolomé
Estela Carretero / Ávila
La ofensiva por parte de Israel sobre la franja de Gaza centra la atención internacional desde hace días. El dramatismo de las imágenes, el número de bajas y la crueldad de la contienda hacen que resulte imposible mantenerse al margen de este conflicto cuya resolución, sustentada hoy en una frágil tregua, parece estar lejos. Quien, pese a la distancia, vive muy de cerca este conflicto es Mohammed Jibreel, un palestino que hace más de tres décadas fijó su residencia en Ávila donde preside la Comunidad Islámica de Ávila y la Asociación Cultural Baraka.
¿Cómo llegó usted a Ávila?
Llegué a España hace 38 años, esencialmente motivado por la ocupación israelí a mi tierra en el año 1967, en lo que se conoce como la Guerra de los Seis Días. En aquel momento para seguir estudiando la única salida era hacerlo en Europa aunque era una salida con doble sentido, ya que Israel lo que pretendía era que todos los jóvenes que abandonaran Palestina no volvieran. Así las cosas, llegué a Madrid y algún tiempo después vine a Ávila para estudiar en la antigua Escuela Universitaria de Medicina. Aquí conocía a mi mujer, que es abulense y con la que tengo tres hijos, mitad abulenses, mitad palestinos, y desde entonces han pasado 32 años.
¿Tiene familia en Gaza? ¿Les está afectado está ofensiva?
Mi padre, mis hermanos, mis sobrinos y mis tíos residen en Gaza, que es también donde yo nací, aunque originariamente no somos de la franja de Gaza sino de la ciudad de Aschkilon donde mi familia vivió hasta 1948, año en el que apoyados en una resolución de la ONU los israelitas expulsaron de allí a la mayoría de los palestinos.
Viven, entonces, el conflicto desde antiguo.
Sí, tras aquella resolución mi familia tuvo que abandonar sus propiedades y sus recuerdos para refugiarse en Gaza. Fue muy triste, pero es algo que no le pasó sólo a mi familia, sino que también tuvieron que hacer muchos palestinos por miedo a los bombardeos.
¿Ha podido mantener el contacto con su familia?
En este momento, no sé cuánto durará, sí puedo hablar con ellos para interesarme por lo que está sucediendo allí y por cómo lo están viviendo ellos.
¿Cómo están?
Aunque por suerte ningún familiar ha sido víctima de atentados, lo están pasando mal. Hace poco una de mis hermanas me dijo que estaban viviendo como en la Edad de Piedra porque no disponen ni de luz, ni de agua, ni de gas..., en fin, no tienen nada de lo que resulta imprescindible para llevar una vida digna.
¿Le cuenta su familia si está llegando la ayuda internacional para hacer frente a esta situación de necesidad?
Según me dicen está llegando poca ayuda sobre todo porque después de año y medio del embargo de Israel a Gaza son muchas las necesidades que existen.
¿Sabe si pasan miedo?
Por supuesto, porque los bombardeos se dejan notar con mucha intensidad porque el sector de Gaza, donde vive un millón y medio de palestinos, mide sólo 375 kilómetros cuadrados. Además, me consta, se están utilizando armas químicas tan letales como el fósforo blanco.
Hamas, ¿qué papel cumple en este conflicto?
Hamas fue elegida democráticamente por el pueblo palestino con el 74% de los votos tanto en Gaza como en Cisjordania en un ejemplo de democracia para Oriente Medio. Hamas no es una banda terrorista ni está en contra de Israel, sino del modelo de paz que quiere imponer Israel que conlleva acciones tan lamentables como el ‘muro de la vergüenza’ que ha separado a familias enteras de palestinos.
¿Ve pronta una solución?
Desgraciadamente no porque el estado de Israel es cada vez más radical y quiere imponer su paz a los palestinos y, por supuesto, los palestinos nunca firmarán una paz que no cumpla sus aspiraciones. Los palestinos quieren la paz, pero no a cualquier precio. De cualquier modo este problema también afecta a la comunidad internacional porque su origen radica en una resolución de la ONU. Creo que nosotros hemos pagados los platos rotos de lo que en su momento hizo la Alemania nazi con los judíos.
