La concentración (Jushu’) en la oración

Jutbah 15 Febrero de 2013 -- La concentración (Jushu’) en la oración --

de Isa Garcia, el viernes, 15 de febrero de 2013 a la(s) 17:51 ·

Las alabanzas son para Allah, Aquel que prescribió las oraciones a Sus siervos con unos propósitos y objetivos muy sabios, y estableció que estas oraciones fueran la expiación de todos los pecados pequeños y errores que se cometan entre ellas. Atestiguo que no hay nada ni nadie con derecho a ser adorado excepto Allah, Único, sin socio alguno, Aquel que posee la Inmensidad, la Gloria y el Poder; y atestiguo que Muhammad es Su siervo y Mensajero, el ejemplo de los piadosos y temerosos, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, con su familia y sus honorables compañeros.
¡Hermanos musulmanes! Teman a Allah, Alabado sea, y reflexionen en la gran sabiduría que estableció en todos los actos de adoración que nos ordenó, y en todos los males y pecados que nos prohibió; y sepan que Él no prescribió los actos de adoración porque estaba necesitado de nosotros, al contrario, Él prescinde de todas las criaturas, pero nos ha ordenado todos estos actos de adoración porque somos nosotros quienes estamos necesitados de Él y porque todos nuestros asuntos –religiosos y mundanos– dependen de Él.
Todos los actos de adoración son un bien para los cuerpos, los corazones, los individuos y las naciones.
El último consejo que dio el Profeta (saw) antes de morir, debido a su importancia, fue: “La oración, la oración”.
Hoy vamos a hablar de una característica importantísima de la oración, que es la concentración (al-jushu’), que consiste en tener presente corazón y mente al momento de realizar la oración, porque quien reza con su corazón y su mente atentos, alcanza la concentración, el jushu’. Y ya lo había dicho el profeta (saw) que lo fundamental en los actos de adoración es la presencia del corazón, como se diría: “rezar de corazón” desde lo más profundo de uno mismo. Dijo el Profeta (saw): “Por cierto que en el cuerpo existe un órgano que si se encuentra sano, todo el cuerpo lo estará también; y si se corrompe, todo el cuerpo se corromperá. Este es el corazón”. Aplicado a la oración, este hadiz significa que si se reza con el corazón concentrado, presente, la oración estará correcta, pero que si son solo movimientos físicos, sin la presencia y concentración del corazón y la mente, entonces es una oración corrupta, que no alcanza el objetivo por el cual fue prescripta.
¡Hermanos y hermanas! Estamos necesitados de nuestro Señor, lo necesitamos en todo momento, no podemos prescindir de Él ni un solo instante; por lo tanto, debemos adorarlo, agradecerle y recordarlo continuamente. Allah legisló actos de adoración que nos acercan a Él y nos traen una gran recompensa, como las cinco oraciones, las cuales purifican el corazón de los pecados y hacen llegar al siervo a su objetivo, y son un lazo de unión entre él y su Creador, pues antes de realizar la oración tiene que purificar su interior y exterior, y se presenta ante su Señor completamente limpio, concentrado y sometido ante Él; no distrae su rostro ni su corazón, su rostro está en dirección al recinto sagrado de La Meca y su corazón con Allah, es decir, se ha dirigido a su Señor interna y externamente.
Hermanos y hermanas, el orante se va moviendo entre los diversos jardines de la adoración: de pie, sentado, inclinado, postrado, recitando el Corán, recordando y suplicando a Allah; es decir, su corazón está con su Señor en todas estas situaciones. ¡¿Acaso hay alguna bendición mayor que esta?! ¿Existe situación mejor que esta? De ahí que la oración sea la alegría y el deleite de los creyentes, el jardín que calma sus corazones y la vida para aquellos que recuerdan a Allah. Sus frutos son grandiosos: el orante termina su oración con un corazón diferente al que tenía cuando entró en ella, con un corazón repleto de luz y felicidad, abierto para todas las bendiciones del Islam; por ello encuentra que ama el bien y detesta el mal, confirmándose de esta forma las Palabras de Allah: “Recita lo que se te ha revelado del Libro [el Corán] y haz la oración, que ciertamente la oración preserva de cometer actos inmorales y reprobables. Y sabe que tener presente a Allah en el corazón durante la oración es lo importante, y Allah sabe lo que hacen” [Corán 29:45].
La oración es un lazo de unión entre el siervo y su Señor. El siervo se para frente a su Señor engrandeciéndole y exaltándole, recita Su Libro, Lo glorifica y exalta pidiéndole todas por sus necesidades mundanas y religiosas. De ahí que quien está cerca de su Señor tiende a olvidar todo lo que no sea Él, y en esos momentos de oración se encuentra en una actitud de sumisión, exaltación y tranquilidad; por eso la oración es la alegría y el deleite de los que conocen a Allah –mediante Sus Nombres y Atributos–, por eso les otorga sosiego en sus corazones, debido a la dulzura y apego que sienten al estar cerca de su amado Señor.
Quienes están cerca de Su señor tienden a finalizar su oración con un corazón diferente del principio, es decir, con un corazón repleto de alegría, felicidad, arrepentimiento y fe; por ello la oración los preserva de cometer actos inmorales y reprobables, debido a toda la luz, fe y arrepentimiento que les otorga.
Es muy apropiado para todo aquel que conoció la realidad de la oración, sus frutos y sus beneficios, que la tome como su mayor preocupación, que la espere con mucho anhelo, espere la llegada de esa hora para así conseguir todos sus frutos y estar completamente cerca de su amado.
¡Siervos de Allah! Muchos orantes desconocen el gran beneficio que tiene la oración, no le dan su merecida importancia y por ello la sienten como una carga sobre ellos, no es alegría ni deleite para ellos, ni sosiego para sus almas, como tampoco es luz para sus corazones; cuantas veces vemos hermanos que la realizan apresuradamente en vez realizarla con serenidad y sosiego, no recuerdan a Allah sino muy poco. Estas personas tienen que saber que su oración es inválida, aunque la realicen mil veces, puesto que la serenidad y sosiego a la hora de realizarla es uno de sus pilares. De ahí que el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, le dijera a una persona que realizaba la oración apresuradamente, tal como como la gallina, picoteando, subiendo y bajando apresuradamente: “Vuelve y repite de nuevo tu oración, porque no has rezado”; y así estuvo repitiéndola varias veces, y cada vez que terminaba le decía el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él: “Vuelve y repite de nuevo tu oración, porque no has rezado”; hasta que el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, le enseñó a realizarla correctamente y le ordenó estar sereno y sosegado en cada uno de los movimientos de la oración.
Para alcanzar la concentración, el jushu’, el musulmán debe:
  1. Desapegarse de sus ocupaciones mundanas, dejar de pensar en ellas y vaciar su corazón de todo otro recuerdo que no sea alabar a Allah. Dijo el Profeta (saw): “Me gusta de este mundo la mujer y los perfumes, pero la dulzura de mis ojos se encuentra en la oración”.
  2. La práctica continua. Que nadie piense que alcanzará la concentración y la devoción en la oración en sus primeros intentos. Para alcanzar este estado se necesita perseverancia y constancia, como para alcanzar todas las cosas buenas de este mundo.
¿Qué cosas nos ayudan a alcanzar la concentración o jushu’ durante la oración?
  1. Recordar la muerte y la otra vida antes de comenzar la oración, como dicen algunos: “Reza como si esta oración fuera la última que fueras a hacer antes de morir”.
  2. Reflexionar sobre los significados de los versículos y las frases de alabanza como cuando dice: “Allahu Akbar” (Allah es el Más Grande) esto implica que está exaltando a Allah; cuando se postra implica que se humilla ante el Altísimo; cuando dice: “Al Hamdu Lilahi Rabbil ‘Alamin” (Alabado sea Allah, Señor del universo) Allah le contesta desde Su trono: “Mi siervo Me ha alabado”; cuando dice: “Ar-Rahmanir Rahim” (Clemente, Misericordioso), dice Allah: “Mi siervo Me ha elogiado”, cuando dice: “Maliki Iaumid Din” (Soberano absoluto del Día del Juicio), dice Allah: “Mi siervo Me ha glorificado”; cuando dice: “Iiaka Na’budu wa iaka Nasta‘in” (sólo a Ti adoramos y sólo a Ti imploramos ayuda), dice Allah: “Esto está entre Mi siervo y Yo, y para Mi siervo es lo que ha pedido”. De esta forma responde tu Señor por encima de los siete cielos, así que ten presente esto al realizar la oración. Saber que cuando dice: “Glorificado sea mi Señor, el Grandioso, y Glorificado sea mi Señor, el Altísimo” en voz baja, Allah, Glorificado sea, lo escucha estando establecido sobre Su Trono; y además de eso, que crea que si él acude a Allah en la oración, Allah acudirá a él, que Escucha todas sus palabras –aunque sean pronunciadas en voz baja–, que Ve todas sus obras –aunque sean pequeñas–, que Sabe todo lo que piensa –aunque sea simple–. Cuando mires al lugar donde te vas a postrar, sabe que Allah, Elevado sea, te está viendo; cuando estés recordándolo en el Tashahud (testimonio de fe) moviendo ligeramente tu dedo índice, sabe que Allah está viendo ese movimiento, ya que Él, Alabado sea, Abarca todo con Su Conocimiento, Poder, Dominio, todo lo escucha y lo ve, y otros atributos más que evidencian Su Señorío.
  3. No se debe rezar cuando está servida la comida ni cuando se tienen ganas de ir al baño.
  4. Tampoco se debe rezar cuando uno tiene mucho sueño.
Sepan que la concentración en la oración tiene una recompensa única, que es la bienaventuranza, el éxito en este mundo y el otro, una virtud enorme. Dice Allah en su libro: “Por cierto que triunfarán los creyentes que observen sus oraciones con concentración (jushu’u)… éstos serán quienes heredarán el Paraíso, en el que morarán eternamente” [Corán 23:1-11].
Hermanos y hermanas, pidan bendiciones por el Profeta Muhammad, tal como Dios se los ordena: “Ciertamente Allah y Sus Ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él”.
¡Oh Allah! Da bendiciones y paz a nuestro Profeta Muhammad, a sus familiares, a todos sus discípulos y a quienes sigan su guía de buena manera hasta el Día del Juicio. ¡Oh Allah! Da tu complacencia a todos los discípulos de Tu Mensajero, de quienes fueron destacados Abu Baker, Omar, ‘Uzman y ‘Ali. Complácete también con todos los seguidores de estas nobles personas, quienes siguen su guía hasta el Día del ajuste de cuentas, y con nosotros los presentes, pues Tú eres en verdad el más Clemente.
¡Oh Allah! Enaltece y dignifica al Islam y a los musulmanes, protégenos del mal de nuestros detractores, y líbranos de los problemas del encarecimiento de los productos, la propagación de enfermedades, de la usura y el interés monetario, del adulterio y la fornicación, de los terremotos, de las dificultades y las tribulaciones, y de la perversión y corrupción oculta y evidente.
¡Oh Allah! Perdónanos y perdona a nuestros hermanos creyentes que ya fallecieron, y no hagas que en nuestro corazón se encierre el desprecio y el odio por los que han creído en Ti como se debe. Tú eres el más Bondadoso y Misericordioso.

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