Por. Hicham Oulad Mhammed
En mis estudios de lingüística
descubrí un nuevo mundo de formas de comunicación, algunas verbales, otras no
verbales, explícitas, implícitas, que apelan a nuestro consciente o a nuestro
subconsciente.
Uno de los temas principales
abordado por esta ciencia es el de los TABÚES.
Quizá la palabra tabú suene algo
arcaica, como si hubiese sido sacada de un pasado lejano o una región exótica.
Quizá traiga a la mente tradiciones pertenecientes a alguna tribu del África
negra, a culturas y gentes poco desarrolladas y civilizadas.
En nuestras sociedades occidentales,
se tiende a pensar que hemos transcendido los tabúes y las censuras, que ahora
nuestras vidas disfrutan de una libertad de opinión y expresión no solo inigualable
en el mundo, sino absoluta.
Sin embargo, asumir que dichas sociedades han trascendido
por completo los tabúes no podría estar más lejos de la realidad.
Por mucho que se intente decir lo contrario, las
sociedades occidentales mantienen diferentes tipos de tabúes. Temas de los que
es preferible no hablar, asuntos que conviene no tocar, palabras que no hay que
pronunciar.
Un buen ejemplo de estos temas es el holocausto. O mejor
dicho, la negación del Holocausto.
Más de una docena de estados europeos tienen estipuladas
leyes que prohíben negar esta matanza, o incluso ponerla en entredicho.
Cualquier persona que ose hacerlo en dichos territorios
se encuentra con severas medidas y duras penas que llegan hasta años en
prisión.
Pocos son los que se oponen a estas medidas y tratan de
abrogar estas normas. Las mismas personas que defienden los insultos a
diferentes religiones y símbolos religiosos amparándose en el concepto poco
definido de de la libertad de expresión, no lucha para poner fin a estos tabúes.
La mayoría aceptan estas leyes, incluida aquella que condena a años de prisión
a los negacionistas del Holocausto, como hechos consumados y normas
indiscutibles. Tabúes de las grandes tribus posmodernas.
Actualmente, la mayoría coincidiría en que poner en
entredicho el Holocausto es algo negativo que atenta contra la identidad de un
pueblo. [Aunque la idea de los judíos como pueblo ha sido puesta en entredicho
por varios autores].
Muchos insistirían en no plantear tal idea ya que la consideran
un "sacrilegio" histórico. Y en esta negativa se cierran en fila
tanto intelectuales como gente no tan intelectual. Algunos convencidos de su
causa, otros en cambio, por temor a la pena que les esperaría si llegasen a
negarlo. En ambos casos, pocos son los que son conscientes de que están cayendo
en un tabú, una censura contra la libertad de expresión que dicen y creen
defender.
Incluso cuando el peso de la ley no cae sobre los
intrépidos que se atreven a cuestionar tales episodios no muy claros de la
historia, estos últimos no se salvan de la estigmatización y el desprestigio
automáticos. Son vistos instantáneamente como antisemitas y teóricos de
conspiraciones mal fundadas.
Este ejemplo, el holocausto, sólo tiene como fin
evidenciar este tipo de tabúes que persisten alrededor de nosotros. Ni pretendo
herir sensibilidades, ni defiendo la veracidad del holocausto, ni mucho menos
intento ponerla en entredicho. La muerte de civiles en éste caso judíos,
gitanos, y personas de cualquier etnia o credo, hombres, mujeres, ancianos y
niños que sólo intentaban vivir sus vidas diarias en paz, su muerte es
totalmente injustificable sea quien sea su verdugo, se llame Adolf, George, u Zaid.
Aquí Simplemente expongo una realidad que se vive en nuestras sociedades y que
da mucho que pensar. Al menos debería darlo.
Otros ejemplos de temas y comentarios "tabús"
son aquellos relacionados con fenómenos raciales, o mejor dicho, actitudes
racistas.
En España, existe la palabra "moro" y que a los
musulmanes no nos hace mucha gracia. Afortunadamente es evitada y rechazada,
cada vez más, por nuestros conciudadanos no musulmanes. Al menos en presencia
de musulmanes. Quizá sea común utilizar esta palabra de connotaciones racistas
entre ciertos círculos en referencia al inmigrante árabe/musulmán de turno a
quien les toque ridiculizar.
No obstante, imagínense que el ministro de exteriores de
España por ejemplo se refiriese a su homónimo marroquí con dicha palabra
despectiva. Tal comentario indudablemente causaría un gran estupor y daría
mucho que hablar tanto en los medios diplomáticos como en la calle. Quizá
llevaría a tensiones diplomáticas serias entre los dos países vecinos.
Un uso de esta palabra peyorativa persiste en nombres
propios. Topónimos, nombres de ciudad y apellidos que retienen la palabra
"moro". Un ejemplo muy común es: Matamoros.
No sólo se está utilizando un término racista para
referirse a este colectivo, sino que se antepone a él el sufijo –mata-,
elogiando a quienes mataron al mayor número de moros, como si ello fuese un
honor y se tratara de un trofeo.
Aquí me gustaría indicar dos situaciones. La primera es
que nos imaginemos un apellido: matajudíos. Sin duda, ese apellido causaría
muchísimas acusaciones de antisemitismo y levantaría muchas ampollas.
La otra realidad es menos imaginaria, menos hipotética.
Es simplemente, la inexistencia de ningún apellido entre los musulmanes que
significara algo así como: "matacristianos" o
"matainfieles".
Y aquí cabe mencionar que cuando los musulmanes españoles
construyeron sus ciudades, pueblos, mezquitas y demás instituciones religiosas
en Al Ándalus, no les dieron nombres relacionados con sus enemigos o que
reflejaran odio o rencor, sino que les dieron nombres derivados de la
naturaleza y que encapsulan belleza y un afán por lo sublime. Eso se ve
reflejado en topónimos como Medina Azahara, Alhambra, Guadalquivir, Alcalá de
Henares, etc.
Cambiando de tercio, un ejemplo diferente que está a la
orden del día en EE.UU. es referirse a los afroamericanos con la palabra que
empieza con N de negro. ("The -N- Word" como la llaman en EE.UU. en
referencia a los términos peyorativos "negro" de uso arcaico y
"nigger".)
No creo que, en tiempos de esclavitud, le diera igual a
un miembro de dicha minoría el ser tratado con tal palabra. No obstante, no
podía objetar ni mucho menos alzar su voz, ya que quien sostenía el látigo no
era él sino su amo… su amo blanco.
Ahora se ha reemplazado a la palabra N con un eufemismo
que es "persona de color".
Desde mi punto de vista, poco sentido eufemístico tiene
esta expresión. Negro es un color es tan color como lo es el blanco, amarillo,
o rojo.
Lo veo más como un pseudo-eufemismo, ya que lleva
implícita la idea de que sólo el negro es el color necesita términos
distintivos. Esa idea de diferencia, de inferioridad y de exclusión persiste
incluso en algunos eufemismos.
Es decir que, a pesar de que este pseudo-eufemismo trate
de decir lo contrario, los blancos son tan "personas de color" como
los negros.
Ahora bien, en EE.UU. es poco probable que uno acabe en
un calabozo tras referirse a una persona "de color" con la palabra N,
especialmente, si el policía o el juez que interviene en el pleito no es
"de color".
No obstante, si un senador estadounidense, una estrella
de cine, o cualquier figura sobresaliente de dicha sociedad utilizare este
término en público, sin duda esta persona sería estigmatizada y duramente
criticada.
Necesitaría una campaña de relaciones Públicas intensiva
para restablecer su imagen y recuperar su popularidad. Dicha persona no tendría
más remedio que pedir perdón por su ofensa, y quizá donar una substancial
cuantía a una ONG que defienda los derechos e intereses de esas mismas personas
contra las que atentó con sus declaraciones racistas.
El príncipe Harry de Inglaterra tuvo que pedir perdón
públicamente tras referirse en términos racistas a algunos compañeros suyos en
sus días de cadete en las fuerzas armadas reales de Gran Bretaña.
Rusty Depass, un líder prominente del partido republicano
en Carolina del Sur, EE.UU., tuvo que pedir perdón por haber dicho en su página
de Facebook que la nueva primera dama, Michelle Obama, se parecía a un gorila.
Son muchos los ejemplos de celebridades que fueron
políticamente incorrectos y se atrevieron a romper las normas y expresar sus
opiniones y posturas racistas, homófobas, xenófobas…etc. que por cierto, por
ser atrevidas y francas no dejan de ser hirientes e inapropiadas.
En resumen, todos acabaron siendo estigmatizados y sus
nombres y famas se vieron manchados.
Nadie les defiende en nombre de la libertad de expresión,
y mucho menos acusando a aquellas personas que los estigmatizan o incluso
encarcelan de ser enemigos de las libertades de opinión y expresión.
Evidentemente esta es una serie de "tabús",
normas y límites, que cada sociedad traza y que hay que respetar y tener en
cuenta. Muchas se pueden reducir a la regla de oro: “trata a los demás como querrías que te trataran
a ti”.
Por mucho que tratemos de evitar describirlos como
tabúes, en realidad lo son. De hecho, como acabo de mencionar, son hasta
necesarios para la convivencia cívica y pacífica, y el respeto a la diversidad
y la pluralidad dentro de la sociedad.
Sin embargo, muchos dentro de nuestras sociedades
occidentales dan por sentado que el constante ataque verbal hacia el islam y
los musulmanes forme parte de la libertad de expresión. Ven como un ataque a la
libertad de expresión el intentar responder y silenciar a esas voces que
disparan sus constantes e incesantes insultos gratuitos e injurias obscenas.
Por otro lado, se sorprenden de la reacción indignada de
los musulmanes ante dichos insultos.
Insultos de individuos que atacan directamente y
frontalmente al islam, a los musulmanes, y aquello que éstos estiman más
sagrado y valioso. Insultos que para colmo llueven sobre mojado, que defienden
y justifican los crímenes de quienes extorsionan e incluso llevan a cabo y de
forma sistemática la aniquilación y genocidio de miles de musulmanes a lo largo
y ancho de la tierra, hoy y a lo largo de la historia.
¿Cómo se puede defender a dichos individuos bajo el
pretexto de libertad de expresión, cuando actos idénticos y paralelos contra
otros colectivos y minorías son socialmente condenados y legalmente
perseguidos? ¿A caso no es eso una doble vara de medir?
Un eslabón en esta cadena de ultraje y vejaciones contra
el mundo musulmán son las caricaturas del periódico danés,
Jyllands-Posten, insultando al Profeta Muhammad (P) y tildándole de
terrorista. Es sin duda una ofensa contra todo musulmán y musulmana, ya que se
trata de una figura central y principal del islam.
Es verdad que la reacción de algunos musulmanes fue torpe
y contraproductiva. Apedrear una embajada en Oriente Medio, o atacar un
establecimiento de comida rápida americana no son el mejor método de dar a
conocer la personalidad ejemplar, sabia y moderada del Profeta Muhammad (P).
Muhammad, un hombre que cautivó con su ejemplo de igual
manera a sus seguidores y a pensadores modernos, e incluso a sus propios
detractores y enemigos declarados.
El conocido dramaturgo británico George Bernard Shaw
(Autor de Pigmalión) dijo de Él:
"Si podríamos suponer un hombre como Muhammad
asumiese el gobierno del mundo moderno, tendría éxito y solucionaría sus
problemas…”
Gandhi, un icono del pacifismo y de la resistencia cívica
dijo del Profeta (P):
"Quiero conocer lo mejor de la vida de un líder
indiscutible que pudo dominar hasta hoy los corazones de millones de
humanos... quedé convencido más que nunca de que no fue la espada la que le
ganó por aquél entonces un lugar al islam en el plan de la vida. Fue la
rigurosa simplicidad, la abnegación del Profeta, la escrupulosa consideración a
sus promesas, su intensa devoción por sus amigos y seguidores, su intrepidez,
su audacia, su absoluta confianza en Dios y en su misión. Todo esto y no la
espada ayudó a superar todas las dificultades y obstáculos.”
Lamartine dice de Él:
"Si el propósito de la grandeza, los medios
limitados y los resultados realizados son tres criterios para la genialidad
humana ¿Quién se atreve a comparar cualquier gran ser humano en la
historia moderna con Muhammad? El hombre más famoso que creó armas,
derechos y un único imperio.”
Sin duda, las protestas musulmanas por las abominables
caricaturas no están nada mal fundadas. Aquellos que las aprovechan para tachar
a los musulmanes de tercermundistas y de no respetar la libertad de expresión.
Necesitan ser objetivos con el islam y sinceros consigo mismos. Deberían
considerar los tabúes con los que conviven y aprueban, y las ofensas que jamás
dirigirían a otros colectivos. Deberían tener
un grado mínimo de justicia e imparcialidad al compararlos con estas ofensas
hacia el mundo musulmán. Píldoras de degradación que doran con lemas de la
libertad de expresión.
Una cosa es no respetar la libertad de expresión y otra
es no respetar la "libertad de humillación".
El Profeta Muhammad es el ejemplo a seguir de mil
quinientos millones de musulmanes de todo el mundo. El vilificar a esta
magnánima referencia islámica y tratar de desacreditarla es un ataque contra
una cuarta parte de la humanidad entera.
Aunque no hay mal que por bien no venga, ya que en
realidad, los insultos que se dirigieron a la persona del profeta (P) tuvieron
sus efectos positivos también. Despertaron de su largo letargo a los musulmanes
y los llevaron a estudiar mejor la figura incomparable del Sello de los
Profetas. Además, suscitaron la curiosidad de innumerables occidentales por
conocer mejor la figura de Muhammad (P), su vida y su personalidad que le
llevaron a ser el ejemplo a seguir de tantas generaciones de creyentes.
Lo desastroso es que la mayor parte de la información que
circula en occidente sobre el islam en general y Muhammad (P) en particular es
errónea y carente en objetividad. Encuentra sus raíces en escritos medievales
oscurantistas, pasajes tergiversados, y libros que sirven visiones y determinados
planes políticos, estratégicos, ideológicos y religiosos.
Incluso aquellos hechos separados que algunos
orientalistas malintencionadamente ponen fuera de contexto para atacar al islam
y ridiculizar a sus figuras más sobresalientes, hay que ponerlos en su contexto
original y entenderlos desde esa base.
Un ejemplo de ello, Francis Bacon, el escritor inglés, trata
en su obra llamada Essays (capítulo 12) la fuente de un refrán que
sobrevivió en diferentes partes de Europa y el Nuevo Mundo, en sus diferentes
lenguas:
"Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma va a la
montaña."
Según Francis Bacon, esto lo dijo nuestro amado profeta
Muhammad (P) a su pueblo en la Meca, desafiándoles y prometiéndoles un
manifiesto milagro: hacer que una montaña se acercase hasta donde Muhammad (P)
se alzaba.
Al no responder la montaña a su llamada, Muhammad (P) fue
a la montaña y dijo este falseado y tristemente célebre refrán.
Esta historia ni tuvo lugar en la vida del Profeta
(P), ni se encuentra en fuentes occidentales anteriores a Francis Bacon,
y por supuesto es inexistente en todos los libros de Sira (biografías del
Profeta (P)).
Po lo cual, este relato ficticio es simplemente producto
de la imaginación de Fracis Bacon, y un intento desesperado de su parte para
criticar y calumniar el islam y los musulmanes valiéndose de una falacia Ad
hominem.
Otro autor más contemporáneo que sacó oro de sus mentiras,
literalmente, es Salman Rushdi, o mejor dicho, Sir. Salman Rushdi, puesto que la
reina Isabel II de Gran Bretaña no tardó en otorgarle los más altos honores de
su reino como recompensa a su libro insultante al islam, al Corán y al Profeta
(P). Un libro de escaso valor literario, aunque de contenido deliberadamente incendiario
que se vale de mitos infundados para crear polémica.
Los "versos satánicos" es otra clara
manipulación de la realidad. Algunos orientalistas, empujados por su afán de
notoriedad y su falta de honradez, rebuscaron en la basura de la historia
para encontrar su hueso anhelado.
Los versos satánicos es una ficción basado en una
ficción.
Para empezar, el título “Versos Satánicos” es de entrada
una declaración de intenciones. Es una invención occidental, ya que el relato
infundado en el que se inspira es una ficción recibe otro nombre en
árabe.
Esta manipulación de los hechos, encuentra sus raíces en
el mito de los “Gharaniq” (las aves) según el cual el Profeta (P) elogió tres
ídolos al finalizar su recitación de Sura (capítulo) Al-Naym (La Estrella). Es un
relato que no aparece en ninguna fuente fidedigna del islam, pero que los
orientalistas han asumido y presentado al mundo occidental como hecho
indiscutible.
Es uno de los muchos episodios que nos enseñan que de los
bajos sólo cabe esperar bajezas y mentiras, y tal y como dijo el Profeta (P): “Si
no tienes decencia haz lo que quieras.” Es decir, una vez desaparece la objetividad,
la mesura y la honestidad, la mentira, la obscenidad, el insulto y la injusticia
no se hacen esperar.
Son muchos los conceptos equivocados que existen sobre
nuestra religión. Pero una vez disipadas estas dudas y ofuscaciones que se asocian
con el islam y sus personajes más simbólicos, se ve la verdad del mensaje del
profeta Muhammad (P) y la verdadera belleza del islam. Y como dios Altísimo dice:
“y no hay después de la verdad más que la falsedad.”
También, es cierto que la actitud de una minoría dentro de
los colectivos musulmanes a menudo obstaculiza la apertura de vías de diálogo y
de entendimiento. Sin embargo, para que estas vías sean fructíferas es crucial
que ambos interlocutores se deshagan de sus prejuicios, sus miedos y sus
estereotipos. Es indispensable, en un mundo que cada vez más se alimenta del odio
y medra gracias a la polémica y la incitación, que sustituyamos los insultos y
bajezas por respeto y buena voluntad, y que se empiece a llamar a las cosas por
sus nombres, y se deje de camuflar el insulto "como libertad de expresión”.
Desearia hacer una consulta sobre el tema de la obediencia que una buena esposa musulmana debe a su marido.
ResponderEliminarMi consulta es la siguiente : soy una musulmana colombiana residente en Venezuela , tengo una hermana viviendo en Kuala Lumpur , ( Indonesia ) se llama Zoraida , y tiene 26 años (un año menos que yo ), està casada con un musulmàn que vive nuestra religion de un modo a mi modo de ver demasiado Ultraconservador , mi pregunta es si mi hermana debe obedecer a su marido cuando este es demasiado extricto con su esposa como es el caso de mi hermana .
Desde hace años las masajistas que trabajan en gimnasios en Indonesia han puesto de moda en ese pais el uso del “CINTURON DE CASTIDAD” para protegerse de las violaciones a las que se arriesgan al trabajar en esos centros deportivos dando masajes a hombres deportistas , desde que estas masajistas empezaron a usar estos protectores contra la violacion tambien algunos maridos copiando el ejemplo estàn poniendo estos aparatos a sus esposas (e incluso algunos padres a sus hijas adolescentes) con el fin de que estas no se vuelvan infieles y se mantengan en completa castidad , aunque parezca dificil creer esto yo lo se muy bien por la sencilla razòn de que mi hermana Zoraida es una de estas mujeres a quien su marido ha aplicado un cinturòn de castidad de acero cuando este tiene que ir a trabajar muy lejos de su casa (a veces durante varios meses ) y ya hace tres años que lo lleva puesto .
Desearia saber si su marido hace bien al haber tomado esta medida para impedir una posible infidelidad o hace mal y su medida de prevenciòn es incorrecta bajo el punto de vista de nuestra religion .
Yo siempre habia pensado que los cinturones de castidad eran un invento de los Cristianos pero mi cuñado Muhammad me dice que ya en el Egipto Islamico los esposos usaron este aparato antes que los Cristianos para evitar la infidelidad de sus esposas por lo que no es un invento Cristiano como hasta entonces creia yo .
Es todo si me pueden aconsejar y orientar sobre este tema se lo agradeceria mucho
Mi email es :
fatisaf27@yahoo.com.co
SALAM !!!
FATIMA SAFADI NADER
Assalamu alaikum wa rahmatullah,
ResponderEliminarEspero que esté usted muy bien inshAllah. La obediencia que la mujer debe a su marido en el islam no es absoluta e incondicional sino que está enmarcada dentro de ciertos límites conocidos que establecen los eruditos, como por ejemplo, aquél establecido por el principio de: "no se debe obediencia a la creación si ello conlleva desobediencia al Creador."
En cuanto a lo del "cinturón de castidad", no es una invención musulmana en absoluto, sino que ya se usaba en épocas del imperio asirio milenios antes de la llegada del islam, luego se usó en la época romana, pasó a algunos países musulmanes [quizás por la ignorancia y el despotismo de algunos hombres], se extendió su uso sobre todo en la Europa cristiana de la edad media y recientemente se empez'o a usar entre los cristianos coptos de Egipto, mientras que en el mundo musulmán hubo cierto escándalo cuando un imam de Malasia indicó que se empezase a usar, presumiblemente sin apotar ninguna prueba que apoye su postura desde un punto de vista islámico.
Desde un punto de vista islámico es una práctica contraria a los principios más básicos que deben marcar la trayectoria de la vida conyugal tal y como la traza el islam, y desde un punto meramente moral es totalmente inaceptable.
Primero: La relación conyugal en el islam debe estar basada en el amor, la compasión y sobre todo la confianza mútua. Hacer que la mujer lleve este tipo de artilugios es una muestra de un estado paranóico, de una falta de confianza y hasta un insulto hacia la esposa si se le obliga a llevarlo por temor a que la esposa sea infiel.
Segundo: si se le obliga a llevarlo por temor a que sea violada, lo más lógico es que lo lleven los hombres y no las mujeres, lo más lógico es que lo lleve el agresor y no la víctima. No obstante, obligan a las mujeres a llevarlo porque incluso en los casos de violación se suele echar gran parte de la culpa a la mujer y no tanto al agresor pervertido, lo cual es típico de una mentalidad machista que no tiene nada que ver con los verdaderos principios del islam.
Tercero: el hecho de obligar a la mujer a llevarlo constituye una señal de tener malos pensamientos o pensamientos enfermizos de la mujer [lo cual se denomina en árabe "Su'u Dhann"] lo cual es contrario al islam, ya que el islam nos enseña a esperarnos lo mejor de nuestros hermanos y hermanas musulmanes a menos que nos demuestren lo contrario. En el versículo 12 del capítulo 49 del Corán dice Allah alabado sea:
"¡Oh creyentes! Evitad la mayoría de las conjeturas [sobre otra gente] –pues, ciertamente, parte de [esas] conjeturas es [en sí] pecado."
Estas son algunas de las razones por las cuales este tipo de prácticas son una aberración contra las mujeres y no tienen nada que ver con el islam.
Son simplemente un intento de control y dominio que ejercen los hombres sobre las mujeres en diferentes culturas y el islam vino precisamente para ponerles fin.
Espero que tu hermana sepa poner fin a esa situación inshAllah.
Assalaamu alaikum wa rahmatullah